Mi afición al jengibre llegó tarde, igual que mi afición al foie, las ostras y el chuletón (no soportaba la carne poco hecha). Bueno a estas tres últimas cosas más vale que me aficionara ya pasados los cuarenta porque en época universitaria, o de becaria, lo hubiera tenido muy complicado.
Es curioso comprobar como nuestro sentido del gusto va evolucionando con el paso de los años, aunque algunas manías nos acompañarán siempre. En mi afición por recibir en casa, y el tener la ocasión de cenar con cierta frecuencia con gente de otros países, he ido constatando que hay más de las que nunca hubiera imaginado. La última la de una persona hace poco que odiba la mantequilla, es más, era capaz de olerla dentro de cualquier elaboración que la llevara.
Estas deliciosas tartaletas no le hubieran hecho ninguna gracia porque están hechas en casa con mantequilla buena de Soria bien sabrosa, pero a nosotros nos han parecido la caña!
El jengibre lo probé por primera vez en unas galletas de Fortnum & Mason y claro, entre que la caja era una auténtica monada y que todo lo que allí encuentras es de primera no podía mas que gustarme. Y eso que he comprobado que lo del jengibre no es fácil, y no hay termino medio, o te encanta o lo detestas. A mí me encanta.
Así que cuando pensé en hacer unas tartaletas con lemond curd que a fin de cuentas es un postre bastante clásico y conocido, se me ocurrió introducir la variante del jengibre, en la masa y en la crema. Sin miramientos!
Y tenéis que creerme que fue un gran descubrimiento!
El limón con jengibre ya me lo vengo tomando todo el invierno por las mañanas, sí algún día fallo, porque así con agua y en infusión no es que sea delicioso precisamente, pero quema grasa que se mata, acelera el metabolismo y me permite luego comerme estas tartaletas.
INGREDIENTES:
- 250 g de harina.
- 120 g de mantequilla.
- Un trozo de jengibre del tamaño de una nuez.
- 1 huevo.
- 1 vaso de agua.
- Sal
- 60 g de mantequilla.
- 160 g de azúcar glas.
- 2 limones
- 2 huevos.
- 1 cucharadita de jengibre rallado.
PREPARACION:
- Ponemos al fuego el trozo de jengibre y el vaso de agua para hacer una infusión. Cuando haya hervido un par de minutos lo apagamos y lo dejamos reposar.
- En cuanto esté templado lo reservamos en el frigorífico.
- Mientras hacemos el lemond curd. Para ello batimos los huevos con el azúcar hasta blanquear.
- Añadimos el zumo de limón y cocemos diez minutos.
- En el último momento añadimos la mantequilla poco a poco, ya fuera del fuego hasta que se integre.
- Reservamos el lemond curd para que se enfríe; se hará más denso.
- Volvemos con la elaboración de la masa brisa de mantequilla con jengibre y lo que hacemos es colocar en un robot de cocina la mantequilla cortada en dados, la harina, el huevo, la sal y dos cucharadas de la infusión de jengibre muy fría. Le damos dos golpes fuerte para que se integre todo, lo sacamos del robot y formamos una bola, sin manipular demasiado para que no se desarrolle el gluten.
- Formamos varios círculos con ayuda de un rodillo. Colocamos cada circulo sobre un molde y lo adaptamos a su forma sin estilar demasiado para que no se encoja luego.
- Pasamos el rodillo por encima del borde para cortar lo sobrante.
- Volvemos a meter los moldes con la masa en la nevera cubiertos con papel film, para que esté bien fría cuando entre en el horno (así conserva mejor su forma). Mientras precalentamos el horno a 200º y pinchamos las tartaletas con un tenedor en toda su extensión.
- Horneamos las tartaletas unos quince minutos, hasta que estén cocidas.
- Las dejamos enfriar y las cubrimos con la crema de limón y jengibre.
Me parece delicioso ese toque picante y fresco que aporta esta raíz tan beneficiosa para la salud y que tantas posibilidades ofrece tanto en la cocina dulce como en la cocina salada. Y vosotros ya habéis incorporado el jengibre a vuestra dieta?