He probado la tarta de queso en diferentes formas y texturas, pero ésta es del todo diferente. Es una tarta líquida de queso y frambuesa, agradable y fresquita para estos días de verano. Respostería de nevera, vamos…
La cosa es que hace unas semanas, leyendo los blogs de cocina que sigo y me inspiran, encontré una receta de sopa de queso que adapté a mi manera.
Me pareció diferente y apetecible. Pero quise aportar mi toque personal; así que convertí la sopa de queso en tarta, con tan sólo añadirle su base tradicional en forma de galleta.
Necestitaba hacer un postre…
La semana pasada fue el cumpleaños de mi amiga Esther Herranz. Somos del mismo año….pero no voy a deciros cual ;).
La felicité por facebook que es como se lleva ahora. Me dio las gracias y me pidió una cosa: “Por favor…dedícame un postre!”….
No se por qué hice esta singular relación; pero el caso es que aunque no me encontraba en el desierto de Sahara con una avioneta averiada como sucede en el libro de El Principito,… me sonó de la misma manera que aquel conocido pasaje….”por favor…dibújame un cordero!”….
Y reaccioné con el mismo asombro que lo hace el narrador.
Aunque hemos cenado juntas varias veces, no recuerdo sus preferencias o gustos en postres, con lo que la clásica tarta de queso me pareció algo fácil para acertar.
Clásica pero reinventada; la tarta de queso líquida…..
No se si Esther pensaría en ese postre dedicado para reproducirlo en su casa. De ser así, no se lo puedo poner más fácil porque es rápido y sencillo. Elegí el queso curado de la marca “Boffard”, un queso excepcional, que Esther habrá comido más de una vez, sin imaginar lo que puede dar de sí!
Ingredientes para 6 tartas pequeñas: 150 g de queso curado, dos vasos de leche, 100 g de azúcar, 50 ml de nata líquida, 50 g de mantequilla y 9 galletas tipo María.
Preparación con Thermomix: En el vaso verter la leche, la nata, el azúcar y poner a hervir, programando 100º, velocidad 1, sin cubilete, de modo que observamos cuando hierve a través del bocal. En ese momento parar e incorporar el queso en pequeños trozos o rallado y programar 3 min, vel 3 sin temperatura, para que se integre con lo demás.
Preparación tradicional: En un cazo poner a calentar la leche, la nata, y el azúcar. Cuando hierva se retira del fuego y se añade el queso rallado. Remover hasta que se disuelva. Si no se disuelve del todo, batir con una batidora hasta que quede completamente integrado.
Reservar en una jarrita hasta la hora de servir.
Por otra parte, en un bol colocar las galletas y machacar con ayuda de un mortero. Añadir la mantequilla derretida integrar bien, y formar pequeños circulos sobre una hoja de papel vegetal. Podéis ayudaros con la boca de un vasito para cortar todas las bases iguales. Meter en la nevera para que solidifique.
Servir la crema de queso fría y añadir unas frambuesas. Colocar a un lado la base de la tarta como si fuera una galleta. Sobre la mesa podéis dejar más galletas y más frambuesas para que quien lo desee componga su tarta con más base o más fruta.
Yo me he añadido un buen puñado! Me gustan mucho los frutos rojos, no solo es su sabor, es su color y su tacto aterciopelado en este caso…..
Creo que he cumplido bien el encargo. Solo me falta formalizarlo:
“Este tarta líquida, de queso y frambuesa atercipelada, se la dedico a Esther!!”