Si, he encendido el horno. Que nadie se lleve las manos a la cabeza; sólo fueron 45 minutos, y visto lo visto no ha sido para tanto. A cambio esta deliciosa tarta de limón y queso crema.
No dudo que en verano lo que apetece son los helados, y eso de contribuir a elevar la temperatura en casa no parece muy cabal, sin embargo es una época en que también recibimos más en casa, al menos nosotros, y una tarta o pastel como postre siempre es muy bienvenido.
Mi suegra hacía una tarta de limón exquisita que nada tiene que ver con ésta. Era otra idea; llevaba merengue horneado por encima y base de galleta. Nos gustaba tanto que no dejábamos de darle las gracias y halagar el exquisito postre una y otra vez hasta que, muy detallista ella, empezó a hacerla un domingo tras otro, sin tregua.
Llegó un momento en que la visión de la maravillosa tarta de limón comenzó a tornarse en pesadilla. Por aquel entonces comíamos todos los domingos en su casa. Los sábados tocaba hacerlo en la mía.
Cuando veíamos la temida aparición cítrica, mi marido y yo nos mirábamos con cara de cordero degollado. Había que detener el círculo!!
Con grandes dosis de diplomacia, pues se contaban por cientos los domingos limoneros, un día nos armamos de valor y le desmontamos el mito de la tarta de limón.
Mi suegra reaccionó como si nada, pero nunca más la volvimos a catar. Discreta y eficaz ella.
He de confesar que hasta hoy no había vuelto a hacer un postre de crema y limón, pero dos han sido los resortes que recientemente han conseguido rescatar de mi recuerdo los mejores momentos de aquel postre de domingo, y devolver a mi conciencia la necesidad de cocinar algo dulce con intenso sabor a limón.
A saber: La tartaleta de Embassy en Madrid y la de limón con merengue de Globus en Ginebra. La primera me dejó verdaderamente impactada, y la segunda acabó por despertar mi “instinto tarta de limón” que permanecía en of desde que nos decidimos declarar objetores de la sempiterna de mi suegra.
Ya estaba tardando demasiado así que aprovechando la crema de mis cerezas rellenas, me inventé la tarta de limón y queso crema. Que se hace de la siguiente manera:
Ingredientes:
– 4 huevos L.
– 8 cucharadas de azúcar.
– 6 cucharadas de harina.
– 1 cucharadita de levadura química.
– 4 yemas de huevo
– 70 cc de zumo de limón.
– 100 g de azúcar.
– 100 g de mantequilla.
– 200 cc de nata 35% mg.
– 200 g de queso tipo Philadelphia.
– Azúcar a gusto.
Preparación:
Tomamos los 4 huevos y separamos yemas de claras. Montamos éstas a punto de nieve y añadimos posteriormente las yemas, incorporamos el azúcar y removemos con unas varillas hasta integrar. Por último agregamos la harina, con la levadura y en varias veces, batiendo suavemente hasta tener una mezcla homogénea.
La vertemos en un molde engrasado con un poco de aceite o mantequilla y la llevamos al horno a 180º durante unos 45 minutos. Yo he utilizado un molde de 15 cm de diámetro, más alto que ancho. Me encanta ese formato.
Conviene tener previamente preparada la crema de limón o lemon curd, pues ha de enfriarse lo suficientemente como para adquirir la textura idónea para rellenar la tarta.
Nunca hasta hoy había hecho lemon curd, así que, tras rebuscar por ese lugar donde tan bien me desenvuelvo que es la red, topé con la que tenía aspecto de parecer la mejor conseguida o más original. Sin embargo en casa todos la encontramos excesivamente ácida, por tanto he modificado un poco las cantidades para que resulte más suave.
Para hacer el lemon curd solo hay que mezclar las yemas con el azúcar hasta blanquear, añadir el zumo de limón y cocer unos diez minutos para, finalmente, agregar la mantequilla poco a poco, ya fuera del fuego, hasta que se integre. Luego dejar reposar.
Dividimos en capas la tarta y rellenamos, luego la cubrimos con la nata montada mezclada con el queso y el azúcar. Ya os dije que para montar la nata es mejor que ésta esté muy fría, lo demás no tiene más misterio.
Y voilà…. mi reconciliación con la tarta de limón!