Este es el tercer Roscón de Reyes que hago en mi vida. Hace dos años hice uno, y esta semana dos. Si os digo que todos ellos salieron perfectos; esponjosos y de delicioso sabor siendo una absoluta novata es posible que haya quien le cueste creerlo, pero así es.
El mérito no es mío sino de Susana de Webos fritos, que seguro que muchos de vosotros conocéis y que tiene en su blog la mejor receta de Roscón de Reyes, de lo que puedo dar fe.
En general este dulce especial de Navidad se toma el día 5 de enero para merendar, o el 6 para desayunar.
Nosotros, en San Sebastián, lo seguimos encontrando en las pastelerías aun varios días después. Me parece estupendo que cunda la presencia de este bollo tan exquisito y no se ciña a 48 horas anuales. No digo que lo preparemos en Junio, que por qué no?, pero desde luego este fin de semana lo vamos a disfrutar de nuevo en casa. Y dejamos para el lunes los buenos propósitos.
Como decía al principio esta receta es original de Webos fritos, que para mí tiene todas las garantías en lo referente a bizcochos, panes y masas y de ahí que optara por seguir sus instrucciones a la hora de abordar el reto del roscón, que muchos dan por imposible, por puro prejuicio.
Lo cierto es que en las tres ocasiones me ha resultado muy gratificante y muy divertido. Susana propone dos opciones; la de hacer el roscón con un levado a temperatura ambiente cálida; que por el timing sería la opción para tenerlo recién horneado a la hora de la merienda, o la de hacerlo con un levado largo con una temperatura más fresca; lo cual a mí me encaja perfectamente para hornearlo por la mañana para el desayuno.
No quiero decir con ésto que el roscón no se conserve bien de un día para otro, pero cierto es que como recién hechito no hay nada! Así que esta es la versión que vamos a reproducir.
Ingredientes:
1) Para la masa madre:
– 70 g de leche entera.
– 10 g de levadura Levital. (en supermercados)
– 1 pizca de azúcar.
– 130 g de harina de fuerza.
2) Para la masa principal:
– 60 g de leche entera.
– 20 g de levadura Levital.
– 70 de mantequilla punto pomada.
– 2 huevos.
– 30/40 g de agua de azahar.
– 450 g de harina de fuerza.
– Una pizca de sal.
– 120 g de azúcar glas.
– Ralladura de 1/2 naranja y de 1/2 limón.
Con estas medidas nos sale un roscón grande, tamaño familiar. Si nos conviene más pequeño podemos dividir la masa en dos.
No sé que le sucede hoy a blogger pero las fotos me suben con una tonalidad irreal, más grisácea, lo cual es un fastidio porque no podéis apreciar la pinta maravillosa de este roscón, si queréis ver el color real os remito a mi instagram. No obstante trataré de solucionarlo a la mayor brevedad.
Preparación:
En primer lugar hacemos las masa madre: diluimos la levadura en la leche templada en un bol, agregamos el resto de ingredientes y amasamos hasta tener una pequeña masa redonda. Preparamos otro bol con agua templada y colocamos dentro nuestra masa. En unos 10 ó 15 minutos habrá aumentado su tamaño y se encontrará flotando en el agua, en lugar de en el fondo. Está lista. Este paso les encanta a los niños.
En segundo lugar preparamos la masa definitiva del roscón: Empezamos diluyendo la levadura con leche templada y reservamos. En un bol disponemos la harina previamente tamizada, los huevos, la mantequilla, el azúcar con la ralladura de los cítricos, el agua de azahar y la sal. Incorporamos la leche con la levadura disuelta y la masa madre. Amasamos.
Primer levado: Dejamos la masa en un bol engrasado con aceite en una habitación fresca toda la noche, o incluso en la nevera, y lo tapamos con film. Como es un levado en frío nos encaja muy bien irnos a dormir dejando la mayor parte del trabajo hecho para desayunar felizmente el roscón. Al levantarnos comprobaremos que ha aumentado considerablemente su tamaño.
Segundo levado: Como el anterior levado ha sido largo, podemos hacer ahora un segundo levado más corto. Previamente, pasamos la masa a un lugar más calentito para que “despierte” una media hora (una hora si estaba en el frigorífico). Posteriormente damos forma al roscón abriendo un orificio en el centro de la bola y estirando. Lo depositamos sobre la bandeja de horno cubierta con papel sulfurizado y dejamos levar una hora. Es aconsejable colocar un aro de emplatar engrasado en el hueco para que cuando aumente su tamaño la masa no se cierre demasiado.
Decoración: Con un poco de huevo batido y un pincel de silicona pintamos el roscón para que quede dorado, y le añadimos a nuestro gusto: frutas escarchadas, azúcar humedecido, almendras, etc.. Yo en éste caso azúcar y naranja gummy.
Horneado: Con el horno precalentado a 200º, calor arriba y abajo, introducimos el roscón en la parte central y lo dejamos 10 minutos. Bajamos la temperatura a 180º y le damos unos cinco diez minutos más.
Una vez frío, lo podemos rellenar de nata montada, o de crema pastelera, o disfrutarlo tal cual. De sabor característico a agua de azahar, el Roscón de Reyes hecho en casa es para mí un verdadero manjar.