Reconozco que tiempo después me seguía viniendo a la mente aquella anécdota, y me preguntaba si aquella mala experiencia había respondido a un patrón habitual o a cuestiones de mala suerte o de una apreciación personal.
1.- Primera experiencia. Negativa.
Calificaría la experiencia en el primero de ellos como negativa. Se trata de un restaurante calificado con una estrella Michelín y al que había ido ya en otras ocasiones. El servicio fue exactamente el mismo en cuanto a la atención y su calidad, nos situaron en una buena mesa y disfrutamos de lo agradable del local y de sus vistas espectaculares.
El menú sin embargo estaba muy por debajo de lo que habitualmente allí se sirve. Los aperitivos, los entrantes y el postre estaban bien, pero los platos principales; uno de pescado y otro de carne, resultaron francamente muy justos, el segundo incluso por debajo lo de admisible.
2. Segunda experiencia. Positiva.
Tenía muy buenas referencias del segundo local, y curiosidad por conocer su cocina, aunque tras la experiencia anterior he de reconocer que no iba muy motivada. En este caso sin embargo no puedo poner ni una sola pega.
No observé ninguna distinción de trato o de ubicación, como he leído al informarme a cerca de este tipo de reservas con cupón, el servicio fue excelente y la comida fantástica.