Casi todos los viernes en casa cenamos pizza; es como un premio para los niños, a los que someto a legumbres, pescaditos, y todo tipo de canalladas desde su punto de vista, el resto de los días.
Suelo ponerle todo lo que nos gusta, bacon sobre todo, en trocitos pequeños… Pero me temo que tras las vacaciones, toca compensar ciertos excesos, así que vamos a comer pizza sana… Pizza vegetariana.
Es evidente que hay ciertas cosas a las que no podemos renunciar y es el queso. En estos casos intento ponerle poquito, sólo la base y unas lascas de Parmesano como toque final. Eso sí, he de confesar que para cubrir las bases de las pizzas me gusta uno de los quesos más grasos…. el Havarti. Funde de maravilla y me gusta su sabor.
Además consigo crear las mejores “telas de araña” que así es como llaman mis hijos a los hilos de queso fundido; con los que los mayores siempre pasamos apuros mientras a ellos les parece la mar de divertido. Son finísimas!!
Si buscáis una pizza más ligera podéis sustituir este queso por otro menos graso pero si optáis por el Havarti ojo! que sea bueno!! Hay muchas marcas y os puedo decir que he probado unas cuantas y no es lo mismo. Os sorprenderé si os digo que las que más me gustan son las de marca blanca de “Eroski” o “Mercadona”, pero así es.
Si sois puristas con las marcas, con “Arla” también he conseguido buenos resultados. Lo importante es ver que su aspecto es cremoso y que tiene muchos agujeritos.
A mí la pizza me gusta hacerla en casa. No se tarda demasiado y no tiene comparación. Además existen harinas especiales para elaborar pizzas fácilmente y sin tener que preocuparse de tener levadura fresca en casa.
Ingredientes para la masa:
- 200 cc de agua templada.
- 50 g de aceite de aove.
- 400 g de harina de fuerza.
- Sal.
Preparación:
En un bol ponemos el agua y el aove templado con un poco de sal. A continuación vamos incorporando la harina removiendo con una cuchara de madera. Cuando ya resulte difícil remover, pasamos a las manos. Volcamos la masa sobre la mesa y seguimos añadiendo harina y amasando. Normalmente vamos a necesitar 400 g que es casi el bote entero. La consitencia tiene que ser blanda pero no se nos ha de pegar en los dedos.
Si no disponéis de esta harina, podéis usa una harina de fuerza y añadirle 25 g de levadura fresca.
Reservamos la masa en forma de bola en un plato cubierta con un paño. Y la dejamos unos 20 minutos en un ambiente templado. Podéis precalentar el horno a 50º y luego apagarlo y cuando esté a unos 30 introducir la masa. Es que mi horno no tiene menos temperatura de 50º.
Pasado el tiempo la extendemos sobre papel de horno (os saldrá masa como para dos) con la ayuda de un rodillo. Y la volvemos a dejar reposar otros 15 minutos. A mi me gusta hacerlo así en dos etapas, porque si la extendemos desde el principio queda más alta y gruesa y a mí las pizzas me gustan finas.
Ingredientes para la pizza:
- Unas lonchas de queso Havarti.
- Un poco de tomate casero, o tomate frito, a vuestro gusto.
- Unas puntas de espárragos trigueros.
- 1/4 de cebolla.
- 1/2 pimiento verde.
- Unos tomatitos cherry.
- Unas hojas de rúcula.
- Unas lascas de queso Parmigiano reggiano.
- Orégano.
- Romero.
- Sal.
Preparación:
Aplicamos una fina capa de tomate sobre la masa ya reposada, mientras, vamos precalentado el horno a 180º. Colocamos las lonchas de queso, encima la cebolla y el pimiento verde picado. Salamos los espárragos y los cherrys, partidos por la mitad, por la parte de abajo y los colocamos sobre la pizza. Espolvoreamos orégano y repartimos un poco de romero fresco.
Horneamos; muy importante!!! en la parte más baja del horno, con calor arriba y abajo. Eso es para que salga la base bien crujiente. En media hora estará lista. Aunque depende un poco de los hornos, vigilad a partir de los 20 minutos, e igual incluso tenéis que dejarla 40. El punto bueno es cuando el queso hace burbujitas.
Al sacarla añadimos las hojas de rúcula y las lascas de parmesano. Y la llevamos a la mesa de inmediato; una pizza fría o templada ni es pizza ni es nada.