Muchas veces en cocina de los despistes y errores surgen buenas ideas, recetas increíbles o como en este caso, recetas que son soluciones.
Estoy encantada de poder contaros cómo hacer una pizza para celiacos. Una pizza que podemos comer todos, incluso las personas con intolerancia al gluten, ya que está elaborada con harina refinada de maíz.
Un pizza que ha resultado todo un descubrimiento y que está riquísima; con setas salteadas en aceite de oliva extra que va a encantar a los niños y con la opción de añadir una salsa de ajo y perejil para los mayores.
En casa siempre tengo Maizena; la suelo emplear para añadir en pequeñas dosis a alguna salsa, o para la elaboración de algún postre.
El caso es que, por algún motivo, la saqué de su envase original y la metí en una caja de plástico de “harina de fuerza” de la casa Santa Rita que tenia vacía. La dejé apartada del resto de cajas para no confundirme: la de harina para bizcochos, harina para croquetas, harina de castañas, harina de gran fuerza, etc.. (tengo toda la colección ordenadita en una balada de la cocina).
Pero esto de dejarla apartada y bien separada debió de ser hace mucho, porque cuando el viernes decidí hacer pizza fui directa a la famosa caja de harina de fuerza y no reparé ni en que la textura era distinta, ni en el color blanco blaquísimo de la harina refinada de maíz que es lo que empleé sin darme cuenta.
La masa la hice con la Thermomix, y lo cierto es que me extrañó bastante no encontrarme una bola como siempre al abrir el vaso, sino un montón de pelotillas de masa desligadas que conseguí aglutinar ya fuera del vaso.
La dejé levar dos horas. Y sólo fue en el momento de ponerme a estirarla con el rodillo cuando reconocí esa sensación de falta de elasticidad idéntica a cuando se maneja la harina de maíz para hacer talos (una elaboración típica del País Vasco, parecida a los tortos que se suele rellenar de chorizo o txistorra).
La blancura de la masa unida a la dificultad para estirarla, me hizo caer repentinamente en la cuenta de lo que había sucedido. Aquellas pelotillas en el vaso de la Thermomix ya tenían explicación.
Con el paso de los años debo resignarme a dejar de confiar como siempre en mi infalible memoria, porque es evidente que ha empezado a fallar. Así que no volveré a guardar una cosa en un envase que no le corresponda y con cuyo contenido original tenga bastante parecido, porque la puedo liar pero de verdad.
Entoné un “maldita sea”, “mecagoenlamar”… o similar. Eché algo de humo por la naríz como el emoticono ese del whatsapp y acto seguido me recompuse y me dije…. Bea o repites, o huida hacia adelante.
Y mientras hacía eso…. huir hacia adelante y seguir con aquella masa (porque lo de tirar comida me espanta) pensaba… “pues nada, vamos a ver cómo queda una pizza con Maizena”… a la vez que empezaba a darme cuenta que de resultar bien el experimento tendríamos como resultado una pizza apta para aquellos que no pueden comer pizza por intolerancia a la harina de trigo, o mejor dicho, al gluten, que son muchas personas, y muchos, muchos niños.
Así que la horneé, procuré que quedara bien tostadita por abajo para que crujiera y no quedara blandengue, le añadí las setas salteadas, la salsa de ajo, la rúcula, me senté, la miré, la probé… y APTA!
Una pizza rica y apta para celiacos!
… Que no ser por el error al incorporar la harina jamás hubiera catado.
Así que pasado el control de calidad, vamos a explicar cómo hacer una pizza sin gluten, cuya masa no tiene elasticidad, y es más difícil de manejar sin que se rompa.
Ingredientes:
– 190 ml de agua.
– 50 ml de aceite de oliva virgen. (aove)
– 25 g de levadura fresca.
– 400 g de Maizena.
– 2 cucharillas de café de sal.
– Queso Havarti en lonchas.
– Tomate frito casero.
– 200 g de setas variadas.
– 6 dientes de ajo.
– Unas ramitas de perejil.
– Un poco más de aove.
– Unas hojas de rúcula.
– Orégano.
– Sal
Preparación:
Templamos el agua y el aceite en un cazo. A continuación añadimos la levadura y removemos hasta disolver. Volcamos a un bol y vamos añadiendo poco a poco la harina de maíz refinada o Maizena. Cuando obtengamos una bola la dejamos en el recipiente cubierta con un paño durante 1 ó 2 horas para que aumente su volumen.
Esta es una masa que al carecer de gluten no es fácil de manejar, ésto no significa que sea imposible, sino que es necesario tener un poco más de paciencia y no sufrir al ver que la masa se disgrega fácilmente y se rompe enseguida al estirar. Hacer una bola, es sencillo. Así que hasta aquí sin problemas.
Una vez haya pasado el tiempo de levado, encendemos el horno y partimos la masa en 4 partes, ya que nos da para cuatro pizzas de tamaño mediano. Cogemos una parte, y con ayuda de un rodillo espolvoreado de Maizena estiramos un poco, sólo un poco, la masa; de modo que quede un círculo pequeño y grueso, ya que si seguimos estirando con el rodillo se va a romper.
A continuación, con la parte inferior de la palma de la mano, damos pequeños golpes secos a la masa a la vez que la deslizamos o empujamos hacia afuera para estirarla con cuidado.
Podemos recurrir de tanto en tanto al rodillo, siempre espolvoreado, para ayudarnos, pero con cuidado de no romper la masa.
Una vez dada la forma, la trasladamos a una bandeja de horno y la colocamos sobre un papel sulfurizado. Le añadimos tomate, orégano y la cubrimos de queso. Luego la introducimos en el horno durante unos 2 minutos, en la parte más baja, con calor arriba y abajo.
Mientras tanto, en una sartén con un poco de aove, salteamos las setas (sin mojarlas; es preferible pasarles un papel de cocina) y las reservamos.
En la misma sartén y también con dos o tres cucharadas de aove, ponemos el ajo muy picadito con el perejil igualmente picado y lo hacemos ligeramente sin que llegue a dorar. Lo reservamos.
Sacamos la pizza del horno y sobre ella ponemos las setas salteadas. Yo estoy encantada con la nueva sartén Brainfinity, hecha en aluminio fundido, de Bra, en la que todo se hace estupendamente y casi sin manchar. Nada se pega, todo resbala y así es bien fácil de reutilizar en una misma elaboración, como en este caso que pasamos un simple papel de cocina y continuamos haciendo la salsa de ajo y perejil.
Sobre las setas, vertemos la salsa de ajito y perejil, o si la pizza es para niños, añadimos un poco de queso rallado en casa, que se fundirá al momento. Para adornar unas hojitas de rúcula y ya está.
Nuestra pizza apta para todos los públicos lista para hincar el diente!