Me gustaba mucho ir a comprar pan los fines de semana que iba a San Sebastián. Solía hacerlo en Barrenetxe, al lado de casa. Allí, una señora simpática y agradable me decía todos los días: Hola Beatriz!
A veces yo era la numero 13 en una cola de 16, y era muy curioso ver como ella iba saludando uno a uno a todos los compradores de pan. Hasta luego Francisco! qué tal Isabel!
Se sabía el nombre de todos y cada uno de ellos. Era algo sobrenatural. Cuando iba con mis hijos, cuyos nombres conocía también a la perfección les regalaba una flauta de txistorra. Un palito de pan alargado con tropezones y color sonrojado.
Se iban la mar de contentos. Esa señora era genial!
A veces pasaba algún tiempo desde la última vez, coincidía que había ido menos por allá, pero al llegar como un reloj cuco Mª Carmen, que así se llamaba, sacaba su cabecita con cabello rubio y cantaba: Hola Beatriz!- Hola Beatriz!- Hola Beatriz!
Como si estuviera programada para la hacerlo igual cada vez. Al llegar a casa, mi madre que no se le escapa una, me preguntaba, te ha conocido? – Si mamá. – Es increíble decía.
Pero lo verdaderamente increible fue lo que pasó en una ocasión.
Durante el mes de agosto de un año, vinieron unos tíos de Asturias a pasar unos días a casa. A mi tío Carlos que es muy madrugador, le gustaba ir a por el pan y el periódico cada día. No se si fue el segundo o el tercero pero enseguida el Hola Carlos! pasó a formar parte del repertorio de la disciplinada panadera.
Mi tío estaba muy sorprendido. Mi madre no tanto.
Lo insólito vino cuando en Enero del año siguiente, mi tío Carlos regresó, habían pasado 5 meses, y puede que cinco mil rostros diferentes y repetidos por aquél mostrador. Decidió ponerse los zapatos mocasines de color granate, mirar por la ventana y salir a comprar el pan.
Lo último que esperaba era encontrarse con el Hola Carlos con que aquel prodigio de señora le recibió. Llego a casa con una sonrisa de oreja a oreja contando que la panadera esa….como se llamaba…. – Mª Carmen! – dijo mi madre.
– Que se acuerda de mí. – Hola Carlos, me dijo! y sonreía igual que un niño.
Aquél fenómeno no me era del todo desconocido, aunque nunca hubiera pensado que lo iba a poder contemplar de una forma tan literal. Dejé la abogacía cuando me trasladé a la Rioja, y me incorporé a un equipo de comerciales de una conocida empresa tras un proceso de selección.
El día que me comunicaron que estaba admitida, o al día siguiente sino, el jefe me entregó un libro en edición de bolsillo. Se titulaba “Cómo ganar amigos” de un tal Dale Carnegie. Y me dijo que lo dejara sobre la mesilla de noche como si fuera una biblia y leyera todos los días un poco. Me pareció una sugerencia un tanto estrafalaria, pero enseguida vi que tenía mucha razón.
El libro cuyo título culminaba con un …. “e influir en las personas” rezaba en uno de sus capítulos a modo de mandamiento: “Memorice el nombre de las personas y utilícelo para dirigirse a ellas”. “El nombre de uno, es el sonido más agradable que el hombre puede escuchar”.
Yo no se si Mª Carmen se había leído a Carnegie, o lo suyo era talento natural. El caso es que paso a ser cajera de supermercado en poco tiempo, lo cual supuso una gran promoción. No trabajar en domingo! estaba encantada.
Hace tiempo que ya no la veo. Supongo que algún Head Hunter, o caza talentos, la habrá descubierto al ir a comprar el gel de afeitar. Y lo mismo ahora anda subida en unos zapatos de tacón de Prada y dirige un departamento de personal.
Yo la sigo recordando con aquella sonrisa complaciente, y tengo grabada en mi mente la música de mi nombre con su voz.
Este pan, es un pan de txistorra, lo quería hacer desde hace tiempo porque sabía que a los niños les iba a encantar. Ya no han vuelto a probar la flauta de Barrenetxe, desde que Mª Carmen no está, solemos comprar en otro sitio 😉 Así que este es un pequeño recuerdo a aquellas flautas tan ricas y a aquellas melodías …. Alvaro, Marta, Beatriz.
Ingredientes: 175 cc de agua, 300 de harina de fuerza, 20 cc de aceite, un cubito de levadura fresca de 25 g, sal y un poco de txistorra.
Templamos en un cazo los líquidos y la levadura. Cuando ésta se ha disuelto añadimos la harina poco a poco revolviendo y la sal. Llevamos la masa a un recipiente alargado pirex ( yo prefiero manejarla dentro y así no ensucio la mesa) y vamos amasando a la vez que incorporamos más y más harina. Finalmente mezclamos en la masa la carne de un trozo de txistorra (sin la piel) y amasamos hasta que esté integrada.
Si tenemos Thermomix. Vertemos los líquidos y la levadura en el vaso y programamos 2 minutos 37º vel 2. Añadimos la harina y la sal y mezclamos unos segundos a velocidad 5. Luego programamos 2 minutos velocidad espiga. Añadimos la carne de txistorra y programamos otro minuto más.
Damos a la masa la forma que deseemos y dejamos levar media hora. Con las cantidades indicadas a mi me han salido 5 panes del tamaño que habéis visto. Un tamaño individual.
Introducimos el pan en el horno previamente precalentado a 200º durante aproximadamente media hora. Y listo! Tendrá que enfriarse un poco antes de poderlo comer. En casa ha sido un éxito y lo voy a hacer más veces.
Lo veo apropiado para tomar con quesos, o para acompañar un plato de verdura o de legumbres, que tanto apetecen aun en estos días tan fríos.
No se donde estará Mª Carmen, pero le habrá ido muy bien. Nunca he vuelto a encontrarme con una persona con semejante habilidad, y le doy la razón a Dale Carnegie.
El sonido más agradable que una persona puede escuchar, es el de su propio nombre. Recordadlo.
Funciona!!