Se aproximan días de tardes en casa, al abrigo del frío y bajo las luces del árbol de Navidad. Son días en los que al menos nosotros recibimos visitas de amigos a los que nos gusta ofrecer siempre algo dulce para acompañar un café o una copa de champagne…
Estos muffins de chocolate y grosellas me parecen ideales para ese propósito, están vestidos con las elegantes cápsulas de papel de horno de Mandisign, que nos llevan acompañando casi desde los inicios de este blog. Amanda y yo siempre nos hemos entendido de maravilla, y tengo aun pendiente vernos algún día y compartir unos dulces horneados en sus moldes por supuesto.
Como en otras ocasiones hemos combinado colores e ingredientes para completar la “experiencia muffin” disfrutándo con la vista de la misma manera que con el gusto. Así lo hicimos también con los muffins de arándanos y lavanda y con los muffins de fresa, lima y limón, y desde entonces ya no sé hacer este dulce para la merienda sin pensar en combinaciones armoniosas de sabores y papel.
A mí esta época me pide rojo, como el acebo y la poinsettia, y negro como mi “petit robe noire” a la que nunca renuncio en las cenas muy puestas.
Y ya puestos a confesarse en gustos y tendencias, prefiero los platas a los dorados para vajillas y para la decoración. Aunque siempre hay excepciones que confirman la regla.
En fin, os propongo unos muffins muy navideños y facilísimos de hacer. En principio pensaba rellenarlos con las grosellas, para ello pensaba hacer un hueco en la magdalena recién hecha, y soltar dentro las grosellas crudas para luego taparlo con un poco de miga y rematarlo con un frosting de chocolate. No era mala idea, pero luego me volví perezosa y se me ocurrió una idea mucho mejor.
Hacer las magdalenas muy planas y rematarlas con una capa de chocolate de cobertura donde las grosellas quedarían perfectamente sujetas si las añadía con el chocolate aun templado. Funciono!
Ingredientes:
– 2 huevos.
– 125 g de azúcar.
– 125 g de mantequilla.
– 125 g de harina Santa Rita especial Magdalenas.
– 125 g de chocolate en polvo Valor.
– 1 sobre de levadura Royal.
-100 g de nata líquida.
– Una pizca de sal.
– Un puñado de grosellas.
– 100 g de chocolate de cobertura.
Preparación:
Batimos los huevos con el azúcar. Añadimos la nata y el chocolate en polvo, y mezclamos con una batidora o con la Thermomix. Incorporamos la mantequilla en punto pomada y batimos de nuevo, a continuación agregamos la harina, la levadura y la sal.
Si quisiéramos lograr un copete en el muffin, dejaríamos reposar la masa dentro de las cápsulas antes de hornear, pero nos interesa todo lo contrario, incluso que la parte superior de la magdalena tenga forma convexa para que reciba la capa de chocolate con facilidad. Así que no os cortéis en abrir el horno en mitad de la cocción, no hay problema.
Colocamos entonces los papeles de las magdalenas o muffins en la bandeja apropiada para hornear y los rellenamos con la masa dejando un tercio del molde para dar margen a que suba. Las colocamos a 180º durante 29/30 minutos, según cada horno.
Dejamos que enfríen y les añadimos una o dos cucharadas de chocolate fundido en el microondas con un poquito de agua. Cuidado con esta operación, es mejor repetir varias veces y remover con una cuchara en tandas de 20 segundos para evitar que se nos pueda quemar.
Ya solo nos queda adornar los muffins con unas grosellas. Si en casa no son de frutos rojos, no hay problema, se ponen de adorno y luego se pueden retirar, es la ventaja de colocarlas fuera en lugar de dentro de la magdalena.
Por cierto… “porque lo llaman muffin cuando quieren decir magdalena”? … era así el título de aquella película de Manuel Gomez Pereira no?
La Navidad me pone de buen humor. Al menos por el momento. Y con niños en casa es fácil tener miles de anécdotas para sonreír. Ayer Marta afirmaba rotunda, frente a la horda de descreídos que invade su clase de 4ªB, que definitivamente los Reyes no podían ser otros más que los padres, porque “no es posible que las tiendas estén abiertas tooooooda la noche!”
Me pareció una lógica divertidísima, pero no tan aplastante como la que hace más de treinta años formuló en casa mi hermana Isabel. “Mamá, en mi clase dicen que los Reyes son los padres, pero yo he dicho que no puede ser, porque los Reyes son tres y los padres son dos”.