No voy a comenzar diciendo que os traigo algo rico. Para ser honestos me costó unos días beber este invento sin torcer el gesto de la cara, pero es cosa de acostumbrarse, como con el vino o la cerveza. El primer día lo llevé fatal, el segundo… también. Pero pasados tres o cuatro me había acostumbrado totalmente a su sabor y mi cuerpo, lo se, me estaba dando las gracias silenciosamente.
Creo que sois muchos los que habéis oído que un vaso de agua templada con limón en ayunas es muy bueno para desintoxicar y limpiar el organismo. Pero lo del jengibre?, ya me cabe más duda de si lo conocéis. Por eso, por si os puede ser útil mi formula detox, os dejo estos apuntes en el post de hoy.
Esta fórmula maravillosa la descubrí en unas vacaciones, en pleno mes de agosto. Pasábamos unos días en casa de mi cuñada, que está estupenda de la muerte todo hay que decirlo, y me llamó la atención una jarra de agua turbia.. con unos trozos extrañísimos en su interior.
Descansaba sobre una bandeja, y a su lado un vaso usado.
No hice preguntas. Pero observé que a lo largo del día, ella se ponía un vasito y se lo bebía. La jarra nos acompañó todas las vacaciones. No tardé mucho en descubrir que lo que flotaba en aquel líquido extraño eran trozos de jengibre…. bueno el jengibre estaba al lado, en un frutero con otras cosas, así que no fue difícil deducirlo. Por aquel entonces no había oído hablar de asunto del limón con agua templada, pero cuando tuve noticias recordé que en la bebida detox que yo conocía, y que adopté en cuanto pude para de vez en cuando, había otro ingrediente que no se mencionaba.
El jengibre acelera el metabolismo. Si, la edad lo decelera y es una puñeta, porque cuesta el triple sacudirse los kilitos de Navidad, y los de cuando no sabes ni cómo te ves en una época que vas de cena en cena como si no hubiera un mañana; porque en ocasiones parece que todo el mundo se pone de acuerdo en organizar la de tal cosa y la de tal otra y es un no parar que acaba con corchetes y cremalleras que, de repente, ni abrochan ni suben.
Favorece también la eliminación de desechos del organismo, y estimula el gasto de energía y la oxidación de las grasas. El jengibre incrementa el calor corporal y quema calorías, y además propicia la sensación de saciedad.
Suena bien verdad?
Si combinamos el jengibre con el limón la formula es perfecta para contribuir, junto con todas esas ensaladas tan ricas que nos estamos preparando estos días de propósitos firmes, a depurar y a bajar peso.
El limón es depurativo del hígado, con el limón las toxinas se liberan a un ritmo más rápido, es diurético y también es rico en pectina que ayuda a combatir los antojos. Por otra parte, la vitamina C es un antioxidante maravilloso para luchar contra los radicales libres, con lo que rejuvenece la piel.
Todo son ventajas pero cómo se hace?
Necesitamos:
– 1 litro de agua.
– 80 g de raiz de jengibre.
-1 limón.
Preparación:
Ponemos a calentar en un cazo 1 litro de agua, y cuando hierva añadimos la raíz de jengibre pelada. Dejamos reposar la mezcla y cuando esté templada añadimos el zumo de un limón.
Pasamos la infusión a una botella, a mí me encanta ésta, y tomamos un vaso. El resto lo podemos ir bebiendo al lo largo de día en diferentes momentos. Si nos parece excesivo, podemos preparar sólo un vaso ( 20 g de jengibre y un chorro de zumo de limón ). Es mejor marcarse objetivos que sepamos que vamos a cumplir.
Si nos animamos a beber el litro, una vez acabemos la botella la volvemos a rellenar, esta vez de agua mineral; entera o a la mitad. Y así de paso seguimos la recomendación de tomar un litro y medio o dos al día, ideal también para completar nuestra “operación post Navidad”.