Una cosa importante: que la superficie de la masa extendida tenga la misma altura por todas partes, para ello es útil hacerlo con ayuda de unas guías de madera que podéis encontrar en las tiendas especializadas. También venden rodillos con aros que limitan el grosor de la masa al estirarla sobre una superficie, y en última instancia nos queda nuestro buen ojo…..
Así justo después de cortarlas y antes de hornearlas las volvemos a meter en el frigorífico unos diez o quince minutos, mientras precalentamos el horno a 180º.
En este tipo de galletas es recomendable atender a que todas tengan el mismo tamaño, pues si se hornean a la vez las pequeñas con las grandes, las primeras se van a cocer antes. Que es lo que a mí me pasó, así que si tenemos varias bandejas colocaremos las galletas por orden de tamaño.
Con las sobras de los recortes hacemos una bola, la envolvemos en film transparente y la podemos reutilizar en cuanto se ablande para extenderla de nuevo. Podemos reutilizar la masa sobrante hasta tres veces, y también se puede congelar.
Empezamos a batir sin azúcar y luego lo vamos incorporando muy lentamente con una cuchara, ya que se levantará algo de polvo, pues es super fino. La proporción es 250 g de azúcar para 1 clara de huevo L.
Nos tiene que quedar dura y consistente:
Dividimos la glasa en dos partes, yo he usado dos boles de plástico pequeños, y procedemos a teñir uno de ellos con color azul ( royal blue de Wilton ). Ojo! con un grano de arroz de colorante sobra!!! Así que con la ayuda de un palillo mojad un pelín y aplicarlo a la glasa. Removed y comprobar el tono, si es necesario meter una puntita más… es mejor rectificar que pasarse de tono, aunque en este último caso con añadir más glasa blanca lo solucionamos.
Cada color lo vamos a dividir de nuevo en dos partes: una para los perfiles y adornos que haremos con la manga, y otra para el relleno de la galleta; para la superficie digamos.
La primera la colocamos en dos mangas con boquilla del nº 1 de Wilton. En una la blanca y en otra la azul. La otra parte la dejamos en los boles, añadimos un pelín de agua para diluirla minimamente, y tapamos con film trasparente al ras para que no le entre aire. Cuanto agua?? pues aquí sucede lo mismo que con el colorante. Mejor tener que añadir que pasarnos. La medida sería la suficiente para que trazando una línea en la superficie, ésta desapareza en menos de 10 segundos. O sea unas gotas.
LA DECORACIÓN:
Lo primero que vamos a hacer es trazar el contorno de las galletas. Como veis no me ha quedado demasiado perfecto, hacía cosa de 8 meses que no practicaba…. pero no tiene importancia, luego no se va a ver.
Dejamos secar el borde (puede tardar 10 minutos). Si no nos gusta como nos ha quedado lo retiramos, y repetimos de nuevo. Para practicar es recomendable ensayar primero sobre un trozo de papel de horno, o un tapete de silicona, a dibujar lineas rectas, y luego en zig zag. Así se va cogiendo destreza.
Cuando los bordes de las galletas estén secos pasamos a recubrirlas con la glasa aplicándola primero con una cucharita (o con un biberón de plástico) y extendiéndola con la ayuda de un palillo, intentando que quede lisa y bien repartida. Al final le damos unos golpecitos por debajo para eliminar burbujas.
Esta es la primera que hice, bastante imperfecta, pero el efecto es muy bonito. La manga la cogemos con la mano derecha y con la izquierda sujetamos la boquilla y dirigimos el trazo. Podéis verlo en el enlace que os he dejado más arriba a mi curso en Azucar y Vanilla.
Se aprieta para que salga el hilo de glasa que se dirige un poco levantado en el aire, como si sostuviéramos una cuerda que vamos a dejar con suavidad en el suelo. Es la mejor manera de conseguir que la línea se pose donde nosotros queremos. Y ya sabéis, si nos equivocamos se elimina con un pequeño pincel y se empieza de nuevo. Los puntos se hacen apretando y soltando y luego aplanando con la punta del mismo palillo si es que nos queda un hilo hacia arriba.
Las bolitas de azúcar se colocan muy fácilmente sobre la glasa húmeda y se adhieren cuando se secan. Para colocarlas he mojado levemente la yema de un dedo para atrapar cada una y luego dejarla en el lugar preciso. Me ha resultado muy fácil, y en este paso también se puede rectificar.
El resultado unas navideñas e invernales galletas de mantequilla decoradas una tarde de diciembre. Unas galletas preciosas que nos han encantado a todos. Algunas las he regalado, otras nos las hemos comido y otras las hemos guardado. En una caja hermética duran bastante tiempo… y las podemos ir sacando cuando surja la oportunidad de lucirnos con unas deliciosas y dulces galletas decoradas. A mí me han gustado estos tonos suaves, pero qué duda cabe que cada uno puede hacerlas del color y con los motivos que prefiera.