Las galletas de mantequilla francesas son como de otra dimensión. Aquí conocemos alguna que otra marca, pero habiendo vivido tan cerca de Biarritz y San Juan de Luz, a lo largo de mi vida las he probado casi todas y verdaderamente deliciosas.
Supongo que la calidad de la mantequilla cuenta mucho, y a pocos kilómetros de la frontera, en Hendaya sin ir más lejos, y el un supermercado de barrio es fácil empezar a encontrarlas deliciosas; incluso las de su marca blanca.
Estas están hechas con mantequilla salada con sal de Guérande. La sal de Guérande es una sal marina sin refinar y sin aditivos, procedente de la costa atlántica de la región de Bretaña. Se considera una de las sales marinas de alta calidad.
Como es sal no lavada, tiene un color gris claro por la arcilla del fondo de las eras de las salinas. La capa fina de la superficie de las salinas, más blanca y muy banda, es la que luego se convertirá en la “flor de sal”; super exquisita.
No podéis imaginar el sabor de estas galletas hechas con esa mantequilla salada! Os animo de verdad a probarlas.
Para darles forma he elegido unos sellos con formas ideales. De flor como la flor de sal, y de pequeños cuadradillos; que me han recordado a otras galletas maravillosas de mantequilla que me encantan y son las de Jules Destrooper con forma de gofre.
Vamos con la receta:
Ingredientes:
- 1/2 kilo de harina.
- 250 g de mantequilla de buena calidad.
- 250 g de azúcar.
- 1 huevo de gallinas camperas tamaño medio.
Preparación:
- Dejamos la mantequilla a temperatura ambiente para que adopte lo que se llama “punto pomada“.
- En un bol grande, mejor con la ayuda de un robot de cocina, mezclamos la mantequilla con el azúcar. Lo ideal es que nos quede una crema blanca muy esponjosa. Este proceso yo lo realizo con la pala de la Kitchen Aid.
- Añadimos el huevo y lo mezclamos con la crema anterior.
- Es el momento de añadir la harina (mejor siempre tamizada para evitar impurezas). No hay que hacerlo de un golpe, sino mejor en varias veces para que se integre mejor.
- Sacamos la masa del bol. La envolvemos en film transparente y la llevamos a la nevera para que se enfríe, idealmente una hora.
- Hacemos unas cuantas bolas pequeñas (como una pelota de ping pong) y volvemos a guardar el resto en la nevera para que no se caliente.
- Extendemos cada bola para formar un círculo de un dedo de grosor. Lo haremos más fácilmente entre dos papeles de horno.
- Levantamos el papel y estampamos los sellos en cada círculo prestando especial atención en que todo su contorno quede marcado sobre la masa.
- Con la ayuda de una espátula llevamos las galletas de nuevo a la bandeja y las metemos en la nevera unos veinte minutos. Es mejor que estén bien frías al entrar en el horno.
- Horneamos las galletas a 180º durante quince minutos, más o menos. Sabremos cuando están listas al ver que empiezan a tener los bordes dorados.
- Esta cantidad da para varias hornadas, en particular prefiero no colocar una bandeja sobre otra, sino hacerlo de forma individual.
- Al sacar las galletas hay que dejarlas enfriar y que cojan consistencia. Lo ideal es hacerlo sobre una rejilla.