No sé si conocéis lo que yo siempre he llamado “flautas”. Son unos palitos hechos de pan, mucho más largos que los colines; de ahí su nombre.
No sé las que pude llegar a comerme de pequeña viviendo en San Sebastián. Allí hay muy buena panadería, no se si por la proximidad a Francia. Añoro mucho mi pan de toda la vida, no he vuelto a encontrarlo igual. Las baguettes, las sirenitas…
Las flautas forman parte de mi infancia, como otras muchas cosas sencillas.
Hoy he hecho flautas para mis hijos. Se las han tomado con leche para merendar. Ellos también las conocen porque yo se las suelo comprar cuando estamos en San Sebastián; me hace ilusión la verdad.
Cerca de casa hay una panadería de toda la vida donde las hacen con txistorra. Nos encantan! He querido reproducirlas, para poder disfrutarlas aun estando bien lejos, y han volado en cosa de media hora.
La receta es muy sencilla, podéis verla aquí. Es la misma masa y el mismo procedimiento; tenéis que hacer formas de barrita lo más delgada posible y hornear algo menos de tiempo. Desde afuera lo vais viendo.
De merienda, de tentempié, o para llevar de almuerzo. Es como un bocata de chorizo, pero con estilo. No os parece?
Estas flautas tan ricas nos las hemos tomado en el jardín; ha salido un día estupendo que me ha servido de pretexto para revisar un poco las flores, las que hay que reponer, las que están brotando, las que necesitan hierro, las que tienen falta de riego…..
El arce rojo que veis al fondo, es mi niña bonita. Lo planté cuando Marta estaba a punto de nacer, tiene su misma edad; 8 años, y desde entonces lo he ido cuidando. Es una variedad que procede de Japón. Parece un Bonsai, pero en grande. Es fundamental dirigir su crecimiento con una buena poda.
Me gusta cuidar personalmente mi jardín y mis plantas, y la verdad es que me lo agradecen porque tengo un verdadero vergel. Todas las mañanas al levantarme, abro mi persiana y lo primero que hago es ver mi cesped, a ver qué tal ha dormido, si está bien verde, o le falta cariño.
Para mí las plantas, y su cuidado, forman parte de esos pequeños placeres de la vida. Igual que beber un buen vaso de leche fría, a cualquier hora del día.
Es una adicción que tengo. Suelo incluso comer y cenar con leche, en lugar de otra bebida. Sé que no es bueno abusar, pero me encanta. Cuando salgo fuera a comer, evidentemente cambio de bebida ;D
De pequeña tomaba vasos y más vasos todos los días…..!!