Empezamos por el final. Se trata de una ensalada fresca y original. Ingredientes: Brotes tiernos, rúcula, y lechuga roja, queso de Mahón-Menorca, bacon y manzana. Se aliña con aove, miel y sal.
Dónde está la gracia?…
La gracia está en sentarte a la mesa y encontrarte con ésto:
La ensalada dentro de la caja, oculta. Y el aderezo a la vista pero disfrazado a juego con la caja, que es una caja para guardar algodones o cosas por el estilo. La tengo en el baño. La miel a un lado y al otro el aove en sendos frasquitos de champú de un hotel.
El concepto de play food, cocina lúdica o juego culinario, es algo que empieza hace ya algunas décadas. Pierre Gagnaire fue uno de los primeros en jugar y provocar en cada uno de sus platos, mezclando ingredientes de forma atípica. En esta misma línea Michel Bras, Alain Chapel…. pero quien de verdad institucionaliza este concepto lúdico es nuestro Ferrán Adriá con el Bulli. En la cocina de Adriá las cosas a veces no son lo que parecen.
La cocina vanguardísta y técnica del Bulli se revestía de un halo de broma, humor, y provocación. Y ello dará lugar a la aparación de nuevas lineas como el Happening culinario de Heston Blummenthal.
Uno de los platos que recuerdo más se acerca a éste concepto fue su famosa “mariscada”. Se nos presentaban una serie de almejas de tamaño espectacular sobre una bandeja de hielos, pero al abrirlas lo que encontrábamos era arena o una perla (helado de avellana y de litchi respectivamente).
Buscáis sorprender de verdad en una cena? pues yo os doy una idea. Presentad una ensalada apetecible, como ésta de bacon, manzana, queso y miel, dentro de una caja de madera; las tenéis en Ikea y luego las podréis reutilizar.
Dejad fuera sólo algún elemento relacionado con la ensalada, como he hecho yo; el aove y la miel, pero en botecitos de gel o champú!….. si no disponéis de ellos seguro que se os ocurre alguna otra idea. Podéis recuperar los de las muestras de colonia que vienen en las revistas o que dan en las tiendas. Lavadlos bien… unos días antes incluso, para que no haya ni rastro de lo anterior.
Al destapar la caja nos encontramos con el paisaje-ensalada:
Podemos abordar directamente la ensalada desde la caja, o interpretar que es una ensaladera y que la tapa representa el plato. En éste último caso nos vamos sirviendo poco a poco, aliñando con la sal el aove y la miel.
Este es el concepto de play food que nace en los años 70, gracias a la Nouvelle Cuissine, donde el cocinero tiene un papel creador, “compositor de sus propias partituras”.
Cuando visité el restaurante de Eneko Atxa, Azurmendi, tuve de nuevo la oportunidad de dejarme sorprender por la imaginación del chef. Su plato “la huerta” de 2007 es una buena representación. Pero para esta ensalada me inspiré en el plato “el servicio de té de tierra”, no tanto por sus ingredientes como por la idea de la caja.
Tiene bien merecidas sus recién otorgadas tres estrellas Michelín. Su cocina basada en los vegetales y los buenos productos de la tierra es una sucesión de sorpresas e ilusiones. El chef es al tiempo cocinero y prestidigitador.
Ya sabéis que si hay algo que a mí me sobra es la imaginación. Así que dentro de mis limitados conocimientos culinarios, a veces me siento tentada por aportar el ingrediente del desconcierto y de la sorpresa.
Y os animo a que entréis en esa dinámica, sobre todo cuando se trata de un plato para compartir con amigos. Una ensalada puede resultar toda una experiencia, un pretexto para conversar y contar anécdotas….. “alguien se ha llevado alguna vez la toalla del hotel?”