Esta ensalada que apareció como ensalada revelación hace unos veinte años, al menos en mi entorno, se ha convertido en un recurso más bien viejuno y que no parece tener demasiado glamour.
Si acudimos como invitados a una cena no esperamos que se nos presenten de primero con una ensalada de endivias al roquefort, tan manida allá por sus tiempos.
Pero reinventarse es siempre una buena forma de mantener vivas las cosas, entre otras esta deliciosa combinación, y la forma en que lo hemos hecho es sustituyendo un ingrediente y variando el emplatado. Y es que la presentación hace mucho, muchísimo. Y si no, vean ESTO. Los propios autores de la receta suscriben “aunque la presentación del plato no es demasiado bonita, lo suple el exquisito sabor que proporciona al paladar”.
Y digo yo… si la presentación no te convence por qué no la mejoras? Hay que reconocer que para ello hay que contar con cierta habilidad e imagino, dosis de imaginación y de buen gusto. Que como todo en la vida se puede educar.
Hemos pensado sustituir las nueces por pistachos. La textura es distinta, el color más atractivo y la combinación de sabores igualmente buena, o quizá más, aunque esto último puede se por el efecto sorpresa. Uno tiene memorizado otro sabor y éste sorprende y agrada.
El roquefort que hemos elegido es el de la marca Société. Ya sabréis que Roquefort es una denominación de origen francesa, y dentro de los quesos de esta zona hay distintos productores. Así no todo queso de Roquefort tiene los mismos matices, vetas, etc…
En casa el preferido de mi padre era y sigue siendo, el Papillón, muy cremoso y quizá más suave. Lo comprábamos en Francia, aquí no es fácil de encontrar.
Ingredientes:
– 3 endivias.
– 75 g de queso roquefort.
– Un puñado de pistachos.
– 100 ml de nata líquida.
– pimientas (negra, verde, rosa)
– sal.
Preparación:
El objetivo en componer una gran flor dentro de una copa. Lavamos las endivias y las escurrimos muy bien. Las cortamos en tamaños parecidos (jugando con el corte de la parte cercana al tallo) para igualar las copas.
En un bol o mortero mezclamos a mano, removiendo y presionando, el queso con la nata. A continuación pelamos los pistachos y los troceamos groseramente (que no queden demasiado pequeños).
Colocamos en el fondo de la copa unos pocos pistachos, y algo de crema de queso. Colocamos las hojas de la endivia como se ve en la imagen, en el centro volvemos a añadir más crema y espolvoreamos con pimienta de colores y un pistacho picado más finamente.
Ideal, no os parece?