Nuestra profesora Marga lo consentía, muy sabia, porque conoce perfectamente la capacidad que tenemos las mujeres de hacer 8 cosas a la vez, pero su audiencia variaba constantemente; impartía sus teorías sobre las masas dulces y saladas mientras golpeaba su bola de harina y agua, siguiendo el método francés de amasado, para Tere, kuki y Carmen, y cuando levantaba la mirada de la encimare se encontraba con Concha, con Bea y conmigo.
Como en la uni, confiábamos en que todo viene en los apuntes, o le preguntábamos al de al lado. Fue total!. Y ella un sol como el que brilló toda la tarde. Cierto es que hubo picos de audiencia, en donde todas acudíamos en bloque y la rodeábamos con nuestros ojos despiertos y nuestras cámaras.
La Señorita Piovasco podía haberse quedado en el asunto de la infraestructura aportando dormitorio con vistas, pero se empecinó en ser la mejor guía de Madrid gastronómico del mundo mundial, y recién aterrizada de su semana laboral, me esperaba ya en su coche, dispuesta a colmar mi agenda del fin de semana con verdadero entusiasmo y gran éxito, como no podía ser de otra manera.
Así pues, el mismo viernes viví una intensa tarde de shopping que culminó con una fantástica cena en De María a la que también acudió Kuki Square.
Igual que en la fotografía, la velocidad de la luz y el tiempo influyen en la percepción de la realidad.
Si sincronizamos dos relojes con exactitud y uno de ellos se deja en la ladera del Everest y el otro se sube a la cima, se puede comprobar, según la teoría de la relatividad, que cuanto más se aleja el relój del centro de la tierra más deprisa va, pues la fuerza de la gravedad y la masa terrestre deforman el espacio tiempo con menos intensidad cuanto más lejos esté del origen del campo de estudio.
Estoy segura de que el restaurante De María de Mahadahonda está bien lejos del centro de la tierra, porque ni os imagináis la velocidad a la que nuestro relój alcanzó las 2 de la madrugada. Mejor nos hubiéramos ido a la punta del Everest a cenar, para que nos cundiera más. No me cabe duda de que Cósima se hubiera animado, estaba a darlo todo!!
La mañana del sábado, me llevó de excursión por las tiendas más tentadoras de Madrid, como la “Tienda Americana”, donde pecamos sin poder evitar la tentación.
Y luego me presentó el Madrid gastronómico y castizo, en la Plaza Mayor, con el mejor bocata de calamares del mundo sin duda en casa Rúa. Y después la incursión, necesaria dada mi tendencia gourmet que bien conocéis, en el Mercado de San Miguel.