Cuando Isabella y Mª José me propusieron hace ya casi un año impartir un taller de fotografía y estilismo culinario en Logroño me pareció una idea muy atractiva y sobre todo un reto. No soy fotógrafa, aunque no he parado de fotografiarlo todo desde no recuerdo ya cuando.
Si preguntáis a mis amigos os dirán que la imagen que tienen de mí es la de salir siempre con la cámara en la mano…. “dando la brasa”. Así que ahora que lo pienso, voy a ser justa conmigo misma y reconocer que en realidad sí que lo soy, hasta hace poco de una manera y ahora de otra.
Este sábado 15 fue el día elegido para nuestro taller. El lugar era maravilloso, las condiciones ideales, con una luz preciosa en torno al mediodía que supimos bien aprovechar.
El nuevo espacio gastronómico de Deleitarioja donde se imparten todo tipo de talleres relacionados con la gastronomía y la cocina, con invitados de reconocido prestigio a nivel nacional, es perfecto para un taller así.
Luz natural maravillosa, interesantes posibilidades para hacer tomas con iluminación diversa. Empezamos con un contraluz precioso disparando a unas granadas (foto primera) y acabamos con unas tomas cenitales (bajo estas líneas) en el suelo al pie de una puerta acristalada.
También quería probar con esos desenfoques que tanto os gustan, plato en mano. Y para ello abusamos un poco de Ana que se vino en el día desde Pamplona para estar con nosotros, con una chaqueta larga a la que supimos sacar provecho porque era ideal como fondo.
Los croissants que sujeta los había horneado Isabella y aquel shooting fue una tortura porque la sala olía a mantequilla y a horno calentito que no había forma de concentrarse.
Luego les pasé el testigo a ellas, y Olivia hizo esta foto a los codiciados croissants que esta vez sujeté con mis manos.
Es evidente que le quedó bien claro como conseguir el efecto, y no solo logró un bonito desenfoque, manteniendo el primer plano bien nítido, sino que además realizó una perfecta composición dirigiendo mi mano… abajo, arriba.. un poco más a la derecha… hasta que quedó bien colocada. Bravo!
Por fin nos tomamos el café un poco tarde, pero ya se sabe que cuando hay foto por medio, lo demás siempre puede esperar.
Creedme que había una luz tan bonita que daba pena sentarse en lugar de aprovechar para seguir disparando, así que enseguida nos pusimos manos a la obra con otro escenario. Esta vez con luz lateral y un reflector para difuminar las sombras.
La idea era retratar este postre sencillo de yogur con pedazos de chocolate, aprovechar el contraste del blanco con el fondo oscuro para dar más peso visual a la copa y trazar una diagonal imaginaria que desciende hacia la izquierda, partiendo de la cucharilla, gracias a la ramita de paniculata que cae sobre la mesa, que en realidad no es una mesa. Las líneas diagonales pueden lograr que una imagen resulte mucho más atractiva.
Tengo que contaros que tuvimos la suerte de contar con la ayuda de mi amiga Carla de La Tortuguita Blanca, que se vino a tomar unas cuantas instantáneas del backstage para que hoy podáis ver este post.
A Carla también le gusta la fotografía, es ilustradora, pero tiene un ojo prodigioso para captar la escenas cotidianas; como podéis comprobar no sólo apreciando la visión de la mañana del sábado que nos ha dejado aquí, sino también contemplando sus láminas y retratos con ese aire nórdico que tanto nos gusta ahora en Latortuguitablanca.com
Llevamos cestos y cajas conteniendo material para atrezzo y por supuesto unas cuantas superficies para representar escenas y fotografiar en diferentes ambientes.
Finalmente dedicamos un espacio a la edición con Photoshop, acabando de “dibujar” nuestros bodegones sentadas frente al ordenador.
Fue una experiencia muy divertida y amena, de la que todas nos llevamos un bonito recuerdo!