He estado unos días fuera viviendo el verano por adelantado, así que me ha resultado un poco chocante colocarme de nuevo la ropa de abrigo y encender la calefacción. Digamos que de repente me ha entrado la urgencia de pasar más tiempo al aire libre, pasear sin frío, y retomar esas cenas en el jardín con amigos… que me encanta organizar.
El jueves me voy a Paris unos días y la cosa seguro que no va a mejorar…. es lo malo de París; que es más gris que luminoso, aunque eso no le quita el encanto.
A lo que iba… ayer lunes ya me lancé a cortar el césped, acondicionar los muebles de exterior y de paso a hacer un ensayo general de los aperitivos, cócteles y cervezas que están por venir. Y esto lo digo porque he preparado una receta deluxe; válida para domingos, fiestas, y celebraciones por todo lo alto porque se trata de las croquetas más gourmet que jamás antes hayáis visto!
Tomad buena nota porque son muy fáciles y seguro que las vais a hacer en alguna ocasión especial que a partir de estas fechas parece que se empiezan a suceder sin parar.
Estamos hablando de una propuesta del Chef de dos estrellas Michelín, Ramón Freixa. Se trata de unas croquetas de berenjena que llevan una lámina de mazapán como acompañamiento, y un toque de oro comestible que las hace divinas!
En un primer momento supongo que pensé lo mismo que estáis pensando vosotros ahora…. mazapán y croquetas??? Pues sí. Combinan de maravilla.
El mazapán lo he hecho en un minuto en casa, con ayuda de la Thermomix, aunque también podéis usar otro tipo de robot, como una picadora.
El toque de oro es casi imprescindible para conseguir que la presentación sea atractiva y apetecible. Sin él ya os podéis imaginar que aunque el sabor sea el mismo (el oro es insípido) la sensación es completamente diferente.
No es caro para nada porque cunde mucho y se puede reservar para varias ocasiones, y se puede comprar en tiendas gourmet o Oro Gourmet on line.
Un paso más es el emplatado en los pequeños cuencos individuales de porcelana de Cookplay que son una monada. El otro día vi que los tenían en la tienda de decoración Kado en San Sebastián de la que soy muy muy fan.
Me gustan mucho porque están pensados precisamente para estas situaciones en que no estamos sentados a la mesa a comer, sino de pie, charlando uno con otro, o sentados en un lugar apetecible en una fiesta.
Yo creo que con ellos podríamos incluso bailar!
Con todos estos elementos y una buena copa de cava, de vino o champán, el éxito está garantizado.
Ingredientes:
– 1 litro de leche.
-180 g de harina.
– 100 g de mantequilla.
– 1 berenjena.
– sal.
– 1 huevo, un poco de harina, pan rallado para envolver.
– Aceite de oliva virgen extra.
– 150 g de azúcar glas.
– 150 g de almendra cruda.
– 1 clara de huevo mediano.
– 1 lámina de oro comestible.
Preparación:
En primer lugar asamos la berenjena en el horno. La colocamos sobre la bandeja partida en dos partes a lo largo, la untamos de aceite de oliva y la dejamos unos 40 minutos a 160 º. Esperamos a que se enfríe para poder desprender la carne de la piel con la ayuda de una cuchara.
Pasamos a hacer el mazapán; para ello añadimos trituramos las almendras hasta que se hagan polvo, añadimos el azúcar y la clara del huevo. Lo amasamos bien hasta obtener una bola. Ya tenemos el mazapán, ahora lo extendemos con un rodillo entre dos papeles de horno para que no se pegue y con un cortador hacemos pequeños círculos que hornearmos unos 10 min a 160º. Aprovechamos el calor de haber asado la berenjena. Los retiramos y los reservamos.
Es ya el momento de hacer la masa de las croquetas, esto imagino que ya lo sabéis, si no es así podéis ver mi receta de croquetas básicas AQUI y prescindir de añadir el queso y el jamón.
A cambio, cortamos en pequeños trozos la berenjena y la añadimos a la bechamel. Dejamos que la masa se enfríe para hacer las bolitas (al menos 3 horas) y envolverlas en harina, huevo y pan rallado.
Poco antes de servirlas las freímos en aceite bien caliente; AQUI os dejo un post sobre cómo hacerlo y que queden perfectas. Os lo recomiendo mucho. Una croqueta mal frita es incomible.
Lo mismo que una croqueta recalentada que para mí no vale nada. Antes de proceder a tal aberración prefiero volver a freirías, sólo un minuto, en aceite muy caliente.
Una vez tenemos las croquetas fritas, crujientes por fuera y cremosas por dentro, las llevamos a los cuencos y les colocamos el mazapán encima y sobre él un poco de oro comestible que aplicamos con la ayuda del pincel que se adjunta con las láminas.
La receta original incorporaba además un caviar de limón entre el mazapán y el oro, pero ya imaginaréis que para un ensayo general era un poco demasiado ir en busca del ingrediente (para la próxima sin falta). En cualquier caso tal cual resultaron deliciosas y mi modelo, Carla, os lo puede confirmar porque igual que a mí le encantaron así.