Como decía aquel anuncio “probablemente el mejor… molde para Bundt… del mundo”. Y es que cuando lo vi en el Instagram de Nordic Ware me entraron sudores fríos de pensar que siendo doce de enero aun faltaban tres meses para su comercialización en América, y un poco más hasta poder disponer de él en “Spain”, evidentemente.
Hubo emoción con el asunto de este Bundt, y ha sido un largo camino hasta llegar a esta delicia. La receta lleva jengibre, limón y pimienta blanca.
De estos moldes ha os he hablado más veces, como cuando hice el Bundt cake de mantequilla y anís, son bonitos hasta del revés, y no hay que ser Martha Steward para preparar un pastel de caerse de espadas. Vamos que se puede marcar uno tranquilamente la receta del bizcocho de yogur de toda la vida que, horneado dentro de esta maravilla, haría posible la expresión de que “la mona se vista de seda” pero en este caso el que se queda mono monísimo es el pastel.
No me cabe la más mínima duda de que es el bizcocho perfecto para Navidad, incluso apto para destronar al mítico Roscón de Reyes si se presta la ocasión. Y es que a mí el roscón me gusta desayunarlo el día seis y hacerlo en pijama, lo cual es incompatible, salvo que engañe a alguien en casa, con ir a buscarlo a la pastelería.
Son ya dos años seguidos los que me acuesto a las mil horneando mi propio roscón, que me sale de miedo todo sea dicho. Y este me estoy viendo posponiendolo a la merienda y preparando en su lugar, tranquilamente la tarde anterior, esta belleza de bizcocho que parece la corona del Rey Melchor.
Os animo a que no os quedéis en la receta del de yogur, y os lancéis con esta otra que he preparado para la web de Claudia and Julia, es de jengibre, limón y pimienta blanca, super fácil y nada que ver.
Decía que hubo emoción con el asunto del este Bundt, y no exagero. Si lo hubieran vendido en una tienda de Apple allí me hubierais visto acampada la noche anterior haciendo cola para entrar nada más abrir la tienda. Por cierto, en la de NY no cierran en toda la noche, lo sabíais? La verdad no imagino a nadie comprando un I phone a las 4 de la madrugada, pero debe de haber quien lo hace.
Pensé que era cosa del destino cuando me surgió un viaje a Florida en el mes de abril. Una vez en allí no me interesé por nada más al extender el plano de la ciudad de Miami sobre la cama del hotel que de encontrar “Shops at Merry Park” en Coral Gables pero…. pobre de mí; aquello estaba nada más y nada menos que a 7 km del centro de la ciudad.
No caí en el desaliento, y como 7 más 7: catorce kilometros atravesando la ciudad podría ser un par horas de taxi, lo cual me pareció más desproporcionado que lo de hacer cola en la puerta de una Apple Store, decidí dejarlo para el día de regreso que suponía solo un desvío menor de camino al aeropuerto.
Así que con equipaje y todo, allí me planté horas antes de embarcar. Me dirigí al Williams y Sonoma de aquel centro comercial de lujo en donde daba bastante la nota de aquella guisa, pero bueno, llevaba cuatro días esperando el momento y todo me daba igual… Recorrí los pasillos y llegué a la sección de bundts pero oh cruel destino!, era tan reciente que aun no lo habían recibido.
Me consolé con este stand cake ideal en el que hice una tarta de chocolate que alivia las penas, y regresé a España con mi plan de ruta diseñado: Llamar de inmediato a Claudia y decirle “quiero que me lo envíes en cuanto lo tengas” y así fue como empezó la historia de este Bundt cake.