Presumo de la riqueza que tiene la cocina asturiana. Allí nací y aprendí a comer, luego a andar, a hablar y a escribir juntando letras sin más. En ese orden. Mi infancia sabe a frixuelos, arroz con leche, bígaros, oricios, contundentes fabadas y casadielles y queso cabrales. Cuando empezaba a saborear de verdad Asturias me tuve que marchar. Pero mis primeros recuerdos de olores y sabores son de esta tierra verde y mojada. Como estas verdinas con almejas y gambón que representan a mi entender el paisaje del norte de prados y olas de mar.
Cuando uno tiene un blog le pasan un montón de cosas buenas. Una de ellas es que de repente empieza a tener amigos en muchas partes. Lejos o cerca, lo mismo da. Noelia es una asturiana que cocina que te mueres y hace unas fotos que te vuelves a morir.
Hace tiempo que nos seguimos la pista la una a la otra, bueno, exactamente un año. Porque de eso trata este asunto de hoy; de su aniversario.
El blog de Noelia se llama La cucharina Mágica y es de esos que apetece leer y contemplar. Hace casi un mes, y con motivo de su primer año cocinando para gente invisible, nos proponía participar en un concurso de recetas que vino a llamar “Saborea Asturias” con el patrocinio del Hotel Villa Marrón, Productos El Cuco, y Sidra Trabanco.
Y un día antes de finalizar el plazo, como si de la declaración de la renta se tratara, aquí me encuentro, a las mil, fiel a esta cita virtual. Porque no podía fallar a Noelia, y porque me encanta lo que nos pide: “cocinar algo con sabor a Asturias”.
De todos los sabores y texturas de la cocina asturiana me quedo con las fabas, o mejor dicho “les fabes”. Fabes pintes o de canela, fabes de la granja para la fabada, y las más gourmet y finas… les fabes verdines. Y como no podía ser de otra manera, he optado por éstas. Por su delicado sabor, por sus cualidades, y porque son una delicia.
Aunque las verdinas se producen originalmente en Llanes, se pueden encontrar en toda Asturias y fuera de ella en las tiendas gourmet. Estas las compré en el Mercado de San Miguel.
Este plato de verdinas con langostinos o con gambón, es un plato digno de una cena especial, o una celebración. Así que creo que le va de cine a Noelia y al aniversario de su blog.
En casa las hemos tomado algún día de Reyes, e incluso en Navidad. Son un producto delicatessen, su producción es limitada y su precio algo elevado, pero son un manjar.
Es posible que encontréis muchas recetas de cómo hacer verdinas con almejas y gambón, pero yo os voy a dar la mía, la de mi casa, que es así:
Ingredientes: (para 4 personas)
– 1 cebolla.
– 1 ó 2 cabezas de ajo.
– Unas ramas de perejil.
– Una hoja de laurel.
– 20 gambones, o langostinos.
– 300 g de almejas.
– 240 g de alubia verdina.
– Un chorrito de vino blanco.
– Una cucharita de harina.
– Aove.
-Sal.
Preparación:
(la noche anterior ponemos las verdinas a remojo en un cuenco con agua que las cubra y un par de dedos más).
1- Abrimos las almejas en un recipiente con agua que las cubra a fuego vivo. Cuando hayan abierto las retiramos y reservamos ese agua.
2- Hacemos una salsa verde.
En una sartén o cazuela echamos un chorrito de aceite y añadimos una media cabeza de ajos y perejil, muy finamente picado todo, y lo dejamos que se poche unos minutos sin que se llegue a dorar. Añadimos un poquito de agua y el chorrito de vino blanco, bajamos el fuego, dejamos reducir, y salamos. Incorporamos la harina para que engorde un poquito, al final añadimos las almejas, las dejamos unos minutos y las retiramos.
3- Preparamos los gambones al ajillo. Separamos las cabezas de los cuerpos y las reservamos. Pelamos los cuerpos y los reservamos también. Picamos otra media cabeza de ajos de nuevo muy muy pequeños junto con un poco de perejil. En una sartén o cazuela sofreímos las cabezas de los gambones aplastándolas con un tenedor para que suelten su jugo. Eso nos va a teñir el aceite de forma natural y darle mucho sabor. Retiramos las cabezas y en ese mismo aceite echamos el ajo y el perejil y lo dejamos un par de minutos o tres a fuego medio sin que se llegue a dorar ( para que el ajo no amargue ). Añadimos los cuerpos de los gambones pelados, un poquito de sal, y los dejamos hacerse pero muy poco. Lo reservamos.
4- Cocemos las verdinas. En la olla express ponemos las verdinas cubiertas de agua, para ello, emplearemos la que habíamos reservado de las almejas y añadimos la necesaria, justo para que las cubra. Incorporamos la cebolla partida en dos, 3 ó 4 dientes de ajo, una hoja de laurel, una ramita de perejil y sal. Unos 5 ó 7 minutos desde que suben los anillos, o sea desde que está a presión. Cuando bajamos la presión y abrimos las mantenemos otros diez minutos cociendo con la tapa entreabierta, añadiendo un poquito de agua fría cada vez que vuelva a hervir. Dicen que este recurso las hace aun más tiernas.
5- Unimos todos los ingredientes. Cuando las verdinas están cocidas, retiramos la cebolla, ajos, laurel y perejil de la olla e incorporamos las almejas a la marinera y los gambones al ajillo. Probamos y rectificamos de sal. Dejamos otro ratito a fuego bajo para que se mezclen los sabores, y se reduzca el caldo, con cuidado de que nos quede suficiente.
Un consejo: mucho mejor preparadas de víspera.
Se concentran aun más los sabores y la salsa engorda un poquito. Una sugerencia para quedar de lujo presentando un plato de cuchara, que se agradece en estos días de frío, sin renunciar a los más exquisitos sabores y a la sutileza de productos de tan alta calidad como son los ingredientes de esta receta de verdinas con almejas y gambón.