Si hay algo que quien acude como congresista a San Sebastián Gastronomika se lleva para siempre en el recuerdo, es la propia ciudad que lo acoge. Una ciudad, que también llamamos Donostia, en donde este congreso de gastronomía se viene celebrando desde hace 20 años ya. Un lugar que enamora por su paisaje insólito; una pequeña bahía con una isla, el mar y la montaña en una misma fotografía, y esos árboles exóticos; los tamarindos que un emperador de Japón regaló a la reina Mª Cristina, árboles con un tronco de formas caprichosas y delicadísimas hojas, que recorren de extremo a extremo como una guirnalda, el paseo de La Concha.
Las casas afrancesadas, el txangurro al horno con mantequilla, el olor a salitre en el río Urumea (un río con color verde turquesa cuando la marea sube), las puestas de sol desde el Náutico cerca del puerto, y la silueta inconfundible de los Cubos del Palacio de Congresos del Kursaal, son impactos que el visitante se lleva impresos en la memoria.
No todos conocen que esa forma aparentemente insulsa de los dos cubos que dibujan el Palacio del Kursaal, y su color similar al musgo, son el eco de las rocas que conforman el espigón construido para contener el brío del mar Cantábrico cuando nos golpea con olas de 7 metros para disfrute de muchos fotógrafos. Visto así, todo encaja, y parece que parte de paisaje se hubiera subido al asfalto para que lo rodeáramos, lo abrazáramos, y lo ocupáramos como un ola esta vez de personas con sed de conocer más….. de música, de cine, de gastronomía.
El Congreso San Sebastián Gastronomika cumple 20 años, y he querido recordar veinte momentos, veinte hitos, veinte anécdotas, veinte pequeñas historias entre las que está alguna personal, como si fueran los “20 poemas de amor….” de Pablo Neruda, en este caso por la cocina.
Estos son mis momentos:
1.- El flechazo con la cocina de Vladimir Mukhin hace unos años al escucharle hablar en el auditorio de su cocina tradicional rusa, y la casualidad de que mi marido eligiera, sin yo saberlo, justo su restaurante White Rabbit para celebrar nuestro veinte aniversario de matrimonio este año.
2.-La cata de los vinos del Sommi con Pitu Roca, mágica!
3. Escuchar al gran Albert Adría hablando del fracaso de uno de sus proyectos con suma naturalizad y gran capacidad autocrítica. Una lección de cordura y sentido común y una de las claves del éxito… aprender con los errores.
4.- Colarme en el backstage de gastronomika con mi amiga Marta y con Ainara y descubrir todo lo que se cuece detrás del escenario.
5.- Cocinar con Elena Arzak en las clases privadas que el Congreso pone a disposición de todo el que quiera vivir la cocina intensamente durante una hora. Meses después firmaría el prólogo de mi libro Estilo en tu mesa: Ideas y Recetas.
6.- Reír con Pedro Subijana y Juan Maria Arzak Jugando a las tabas en el escenario del kursaal a petición de Andoni Aduriz.
7.- Aplaudir con fuerza a Pau Alborna, de 7 caníbales o a Juli Soler del Bulli, que como eran seres de otra galaxia, desde allá quizá nos vean y nos observen, tan pequeñitos como somos, junto a ellos.
8.- Descubrir a Diego Coquillat en la sección OFF que nos ha enseñado ese concepto revolucionario de la propina digital y muchas otras cosas más.
9.- Conocer el plancton de la mano del “Chef del Mar” Angel León.
10.- Aprender a cerca de la importancia del “servicio” en la sala gracias a Ferran Centelles de El Bulli.
11.- Alucinar con los videos de la “fura des Baus” y las propuestas inauditas de Aduriz que nos dejan pasmados año tras año.
12.-Admirar las magnificas esculturas dulces y de chocalate del maestro Escribà o de Paco Torreblanca que como cada año abren una nueva edición llenando de color el escenario.
13.-Escuchar a Joan Roca hablando de su cocina, de sus proyectos, cuando acababa de alcanzar el cielo de la cocina a nivel mundial.
14.- El antojo por el postre de miel de Eneko Atxa visto en una pantalla gigante. Al año siguiente tuve que ir probarlo a su restaurante Azurmendi.
15.- Disfrutar de los olores y sabores de las cocinas india y asiática en los foodtrucks en la antesala del kursaal.
16.- Asistir al desembarco del fenómeno televisivo Masterchef en un Congreso que no pudo ignorar la gran revolución mediática de los concursos de cocina.
17.- Degustar cosas verdaderamente sorprendentes, elaboradas en tiempo real, sentada en el Autorio, como la serpiente de mar.
18.- Comer en la mesa de al lado del gran Chef Michel Bras en el restaurante “Topa” a pocos metros del Kursaal.
19.- Participar de la cata más grande jamás contada, para 1000 personas, dirigida por Josep Roca.
Este ultimo no sabía si contarlo, pero quizá sea el que con más fuerza permanezca en mi cabeza….
20.- Rendirme ante la evidencia, sentada en la butaca de auditorio, en 2015, mientras trataba de concentrarme sin éxito en la ponencia de un reconocido chef y tras un intercambio de whatsapps, de que mi padre había comenzado a olvidar, a empezar a olvidase de todo, por muy memorable que fuera.
Y es que hay cosas que cuando suceden es imposible olvidar en que día ocurrieron, a qué hora, qué estaba uno haciendo y dónde se encontraba.
Este año regreso con la misma ilusión que siempre a un congreso que se presenta como especial, y os animo a acompañarme si aun no habéis planeados hacerlo, las inscripciones siguen abiertas, y la ciudad de San Sebastián en octubre está más bonita que nunca!