En mi opinión hay 10 reglas básicas para hacer fotos con flores. A esa conclusión he llegado después de miles de fotos, sí miles, de mis platos y recetas en donde las flores, silvestres o no, están presentes casi de forma continua. Es más, el elemento floral como recurso de atrezzo ocupa por sí solo una de las lecciones de mi curso online Fotofoodies, y no solo eso, sino que también está presente en la imagen que introduce a la información sobre su programa, mecánica e inscripción. Ya de paso os animo a realizarlo si os interesa la fotografía gastronómica.
No es casual. Las flores, las hierbas, lo vegetal…. está íntimamente ligado a la comida.
Después de años de experiencia tengo claro cuales son las pautas para hacer fotos con flores y que queden perfectas.
1.- El casting.
A la hora de hacer fotos con flores soy muy de pasear por caminos y recoger las flores silvestres, diferentes según la época del año. En el norte encuentro unas hortensias que son una verdadera pasada. Como en cualquier tipo de sesión de fotos es importante tener un modelo bonito y hay ocasiones en que necesito algo realmente wow! para impactar con una fotografía gastronómica. Es entonces cuando las compro. Soy muy de paniculata, flor de cera y anastasias blancas, y si me hace falta un ramo chulo lo pido a Colvin. Hace tiempo que tengo un código de descuento que podéis usar también vosotros tecleando TOBEGOURMET en la casilla para códigos de descuento del 30% (no se lo digáis a nadie… es secreto!). Hay una colección de ramos de flores ideales y hechos con un gusto exquisito.
2.- Emplatar las flores.
Puede parecer un título un tanto extravagante pero cuando me veo a mi misma colocando y recolocando hojas más grandes, capullos sin abrir, hojas más pequeñas, cortando tallos muy largos y levantando las florecitas más bajas para que asomen algunos pétalos…. tengo una sensación parecida a cuando compongo una ensalada vistosa para fotografiar. Así que regla número dos: No coloques tu ramo en la escena tal y como lo has encontrado. Retócalo, colócalo, y sácale el mejor partido.
3.- El ángulo de disparo.
En la misma línea que lo anterior, una vez tenemos nuestro ramo o nuestro conjunto de ramas y flores, o de solo ramas…. hay que girarlo! No ves que cada vez que se mueve, aunque solo sea un poco, cambia por completo?. Igual que las personas … las flores tienen su lado bueno así que búscalo. Mira abajo la diferencia…. qué lado te gusta más? En la segunda imagen el ramo se ve más grande, más redondo y tupido de flores. En la primera las flores se ven menos y destacan más las ramas. Es el mismo jarrón pero lo hemos girado buscando la posición ideal.
3.- El enfoque o desenfoque.
No es lo mismo que las flores sean las protagonistas o que sean un elemento accesorio como en el caso de esta receta de brownies con mantequilla salada, por cierto deliciosa. Si las flores son el centro de la escena han de estar bien enfocadas, mientras que si juegan un papel complementario hasta puede funcionar bien un cierto desenfoque. Con una cámara réflex y un objetivo que nos de juego a la hora de manejar aperturas de diafragma grandes (f.2 bastaría) podemos jugar a difuminar nuestro elemento florar más… o menos.
El disparo con móvil en modo retrato lo consigue aunque en algunos dispositivos, como el IPhone 10 que es el que yo manejo, la cantidad de desenfoque es fija. En el iPhone 11 ya es posible jugar con un mayor o menor desenfoque seleccionando diferentes aperturas de diafragma (un número que va precedido de la letra f, y que implica mayor desenfoque cuanto más pequeño es). Si nuestro smartphone no nos permite seleccionar el nivel de desenfoque en el modo retrato, o si nuestro objetivo no nos da lo que buscamos, el truco es alejar las flores del elemento protagonista. Más lejos se desenfocarán, más cerca del foco irán saliendo más nítidas. Esto requiere seguramente trabajar en escenarios grandes, con margen para desplazar bastante unos elementos respecto de otros.
4.- La luz.
Si la luz es importante siempre cuando fotografiamos flores como elemento protagonista aun más. Fíjate en las fotos anteriores. Están a contraluz, es decir la luz está situada detrás del objeto, no al lado que es la opción más fácil. El contraluz proporciona unos matices muy interesantes a las flores pero es complicado de abordar. Si no hacemos nada por remediarlo (es decir en disparo automático) el fotómetro de nuestra cámara medirá la luz atendiendo al chorro que entra por detrás de nuestro ramo. En las imágenes de arriba, y en estas otras de abajo, los estores saldrían con su textura y su color real (tostado y gris respectivamente) y el ramo y yo misma saldríamos muy oscuros.
La solución es seleccionar los parámetros adecuados para que éste salga correctamente iluminado y sea el fondo el que “pague el pato”. Es decir, hacemos desaparecer la “información” de stores, ventana, vistas, etc… porque dejamos pasar un exceso de luz que quema esa parte de la foto. El resultado es el que veis que la verdad a mí me gusta mucho. En foto con móvil basta con apoyar el dedo sobre el objeto al que queramos dar prioridad y será ahí donde se mida la luz y al mismo tiempo se enfoque.
5.- El fondo.
Es importante que el fondo elegido cuando aparecen flores en la escena sea neutro. Las flores ya tienen suficiente peso como para que queden empastadas en un fondo con colores creando un resultado confuso y difícil para el espectador. Yo siempre elijo fondos muy lisos como el negro o el blanco. En este último caso puede ser porque en realidad tengamos un fondo blanco, o porque la foto esté quemada en la zona tras el ramo de flores. A mí me encanta este segundo caso.
6. La gama cromática.
Y qué sucede con el color de nuestras flores? Si son las protagonistas absolutas de la imagen en realidad pueden ser de cualquier color que nos resulte agradable. Por algún motivo detesto los rojos. En concreto las rosas rojas. Me confesaré… creo que la causa está en las frasecillas de Paulo Coelho que inundan Facebook y algunos grupos de WhatsApp y que suelen ir acompañadas de este tipo de flor. A cambio me encanta la combinación de verdes y blancos, y los tonos empolvados.
Cuando las flores o plantas son elementos accesorios en una escena hay que tratar de que coordine en los tonos y que en ningún caso robe el protagonismo al alimento que acompañan sino que su papel sea el de hacer más agradable la imagen para el espectador. Quizá por eso, salvo casos especiales como el del hummus de remolacha, (en donde podéis comprobar como también coordino el color de la ropa) soy muy de blancos que van con todo.
7.- Mantenimiento.
Muchas veces aprovechamos el mismo ramo para hacer fotos con flores en diferentes momentos. El primer día ningún problema, ni el segundo, pero cuando comenzamos una sesión un viernes y la vamos a continuar un lunes, o por algún otro shooting en la agenda, el miércoles…. hay que tratar de preservar las flores lo más frescas que sea posible. En este aspecto conviene hacer lo siguiente:
- Cambiar de agua a diario.
- Cortar ligeramente los tallos todos los días.
- Sacarlas al exterior por la noche, para que se conserven mejor con el frio. En las floristerías están en cámaras.
- En el caso de flores cortadas o ramas que por pequeñas no podamos poner en agua … en el frigorífico es donde mejor están.
8.- Con manos.
Si nuestras manos aparecen en la escena hay que tener especial atención:
- Con que estén limpias y cuidadas.
- No muestren anillos o adornos que llamen demasiado la atención.
- Si las uñas están pintadas me gusta tener en cuenta el color para que coordine de nuevo con el resto de tonos.
9.-Componer en frontal.
Si el ramo es protagonista me gusta provocar que el espectador dirija su mirada hacia él, no solo por su vistosidad, con lo que suelo utilizar otros recursos como el de construir líneas que se dirijan hacia él como flechas. Mirad los brazos con el jersey verde de las dos fotos de arriba…. la leve inclinación del codo dibuja dos diagonales que “leyendo la foto de izquierda a derecha”, que es como las fotos se leen, apuntan hacia las flores.
Las jarras y jarrones con flores son un recurso estupendo para cuando fotografiamos en vertical un alimento que no tiene demasiada altura. Llevamos esa tarta, esas galletas, o ese bol con lo que sea… a un lado de la imagen y al otro lado, un poco por detrás, situamos el elemento floral. Siempre que este sea más alto llenará un espacio que de otro modo quedaría vacío en exceso y marcará una diagonal imaginaria entre uno y otro elemento que dará dinamismo y vida a la fotografía. Las diagonales son siempre perfectas en composición.
10. Componer en cenital.
También es habitual hacer fotos con flores en cenital. Es ese caso podemos colocarlas en la misma superficie que el alimento entrando en el encuadre por algún ángulo o por algún lado, pero deben aparecer muy bien enfocadas. La otra opción es hacer que estén de pie a mayor altura y salgan desenfocadas para que den la impresión de una mayor profundidad en la escena. Esto es algo más complicado y hay que intentar que esas ramas o florecitas que aparecen difuminadas no molesten o parezcan una mancha, sino que den la sensación de que el espectador se asoma al objeto principal como expiándolo. Ese efecto me encanta!